miércoles, 18 de noviembre de 2015

Pensamiento bolivariano y formación de la conciencia ciudadana.
(Una mirada comparativa a los contenidos de la cátedra bolivariana)

Yherdyn Peña
Ignegl Alejandro Escobar


El presente trabajo, se corresponde a la expresión de algunos elementos derivados de un trabajo de grado se ejecutó en la Ciudad de Trujillo, tomando como muestra a 20 estudiantes de un Liceo Bolivariano, cursantes de la asignatura cátedra bolivariana y cuyo objetivo principal buscaba determinar la influencia del discurso de la clase política dominante en la formación de la conciencia histórica de los adolescentes cursantes en la asignatura Cátedra Bolivariana del 3° año de educación media en el liceo estudiado.
Para lograr tales objetivos, se buscó aplicar un investigación descriptiva, con un diseño de fuente mixta; es decir, documental y de campo, para ello se aplicaron cuestionarios a los estudiantes que representaban las muestras así como a los docentes que en esa institución impartían la asignatura Cátedra Bolivariana del Tercer año de educación media general.
Se debe indicar que, nunca como ahora, nuestra sociedad se había encontrado tan mediatizada. Los medios de comunicación e información en los últimos años se han convertido en los principales actores de la vida política nacional. Situación esta que ha generado un debate de los diferentes sectores políticos ventilado de manera consuetudinaria a través de estos medios de información.
De igual forma, se resalta que, la sociedad venezolana se ha sustentado desde sus inicios como república en un continuo discursivo en torno a la figura del Libertador Simón Bolívar. En este sentido, el ser bolivariano se ha convertido en sinónimo de ser venezolano, y por ende, la “ideología bolivariana” se constituyó a su vez en la base de sustentación de los gobiernos de turno.
Es por esta razón, que se puede apreciar, desde el año de 1842, una vez que se inicia el llamado proceso de rehabilitación de la memoria del libertador; emerge en la escena política nacional, una recurrente utilización de la imagen e ideario de Simón Bolívar, al punto tal, de convertirse en sustento de la superestructura del Estado.
En este sentido, el estudio del cómo se concibe el pensamiento bolivariano en el seno de las instituciones educativas, más aún, desde una asignatura dedicada exclusivamente a ello, cobra una actualidad muy marcada, más cuando, el estado venezolano ha invertido ingentes recursos en la edición de nuevos textos conducentes a incorporar esta nueva visión sobre el pensamiento y obra del padre de la patria.
Como acción investigativa se generaron algunas preguntas generadoras que permitieran indagar en la realidad objetiva de la institución estudiada. Las preguntas generadoras son las siguientes:
¿De qué manera influye el discurso circulante en los medios de información y en la clase política dominante en el desarrollo de referentes históricos y la consolidación posterior de la conciencia histórica en los cursantes del tercer año de educación media general del liceo Bolivariano “Cristóbal Mendoza” del municipio Trujillo, estado Trujillo?
¿Cómo concibe el estudiante del tercer año del Liceo Bolivariano “Cristóbal Mendoza” del municipio Trujillo el pensamiento y la obra del Libertador Simón Bolívar?
¿Qué es lo que concibe este estudiante como pensamiento bolivariano y bolivarianismo?
¿De qué manera imparten los docentes la asignatura Cátedra Bolivariana en el Liceo Bolivariano “Cristóbal Mendoza”?
Y por último se amerita responder: ¿Cuáles son los cambios que presenta el programa de estudio de la asignatura Cátedra Bolivariana del 3 ° año de educación media general evidenciados en la Colección Bicentenario?  
Dicha investigación se promueve producto de la inquietud generada a partir del hecho de que a pesar que los cambios políticos y sociales suscitados a partir de 1998 condujeron a la conformación de la república Bolivariana de Venezuela y a la promoción del ideario bolivariano como eje rector de los principios políticos e ideológicos de la nación venezolana no es sino hasta el 2014 con la aparición de la colección bicentenario en la educación media cuando se genera al menos, un texto que se aboque al estudio del ideario bolivariano desde una perspectiva aparentemente diferente de la cual se había venido estudiando hasta el momento.
Otro elemento de interés, es que, producto de la polarización política vivida desde el año 1998, no sólo los actores partidista entran en pugna, si no, que a s u vez, la propia figura del Libertador es recurrente dentro de la escena política creándose una especie de antibolivarianismo nivelado o igualado a la condición de antichavismo.
Se observa entonces, que para los estudiantes de educación media, el estudio formal de Bolívar, su vida y su obra está circunscrito casi que exclusivamente a la asignatura Cátedra Bolivariana Entre los aspectos más relevantes que se puede destacar de los contenidos presentes en el pensum de estudio de esta asignatura:
            En el ámbito positivo podemos señalar:
·         La posibilidad de reconocer la importancia de estudiar el pasado generacional. Es decir, rastrear los orígenes familiares y reconocer los antecedentes y a sus predecesores (ejemplificado en el estudio de la familia de Bolívar).
·         Destacar la importancia de los procesos históricos más relevantes en la forma de pensar y de actuar de los sujetos quienes son producto de su tiempo.
·         Identificar los textos más importantes producidos por el Libertador Simón Bolívar.
·         Comprender la importancia de afrontar las adversidades ante situaciones que se viven.
            Pero igualmente, existen aspectos negativos que el docente debe saber subsanar al momento de abordar con sus estudiantes esta asignatura.
·         Se refuerza la presencia del personalismo, que puede negar la presencia y protagonismo de los colectivos en las luchas por su emancipación.
·         Se plantean explicaciones unilaterales y exclusivistas sobre el pensamiento del Libertador Simón Bolívar.
Resulta además, sumamente interesante (por decir lo menos) algunos de los resultados obtenidos del estudio de campo: después de 15 años de Revolución Bolivariana y de la instauración de la nueva constitución aún el 10% de los encuestados no reconoce la fecha de nacimiento de Simón Bolívar, que por ejemplo, el pensamiento del libertador es vinculado por los estudiantes mayoritariamente con frases como libertad, lucha y valor.
Además de ello, el 26% de los entrevistados responden que la información sobre Bolívar la reciben a través de los medios de comunicación, mientras que la familia y los discursos políticos alcanzan un 19% respectivamente y, aunque los maestros alcanzan un 31%, no parece suficiente el papel que estos están desempeñando al respecto.
Otro elemento que se considera de suma relevancia, es que el total de los estudiantes entrevistados, niegan haber revisado los textos de la Colección Bicentenario; mientras que el 30% de los docentes señala que no ha comparado a estos textos con los que tradicionalmente se han implementado para la enseñanza aprendizaje de la Cátedra Bolivariana en la educación media general y media técnica.
Estando conscientes de las condiciones de tiempo y extensión de las ponencias para este evento, se busca redondear la dimensión del estudio realizado, a pesar que algunas de las variables en esta oportunidad no se indican, se puede señalar entre las conclusiones obtenidas a las siguientes:
Conclusiones
Después de transitado el quehacer investigativo pueden señalarse importantes elementos que se deben destacar para orientarse en el devenir sociohistórico y educativo de la nación venezolana. Más aún, cuando se refiere a los elementos iconográficos, sígnicos y simbólicos que modelan nuestra venezolanidad, y por ende, nuestro sentido de ciudadanía.
La figura de Bolívar ha poseído a lo largo de la historia republicana un excesivo peso específico, que ha servido de base de sustentación política e ideológica para los gobiernos en los diferentes momentos de la historia nacional. Y es por ello, que no es extraño encontrar de manera tan extendida el estudio de este personaje.
Pero se debe destacar, que gran parte de estos estudios conllevan en su esencia profundas distorsiones que buscan favorecer a determinadas parcialidades políticas, creando en torno a la figura de Bolívar una especie de culto tanto en el ámbito popular como en el ámbito académico e intelectual. Creando a su vez, grupos que promueven tal culto, sirviéndole esta para su sostenimiento en los espacios de poder.
En los actuales momentos, los discursos sobre Bolívar emergen con una fuerza inusitada, pero buena parte de ellos, se desprenden de visiones totalmente distorsionadas que nada tienen que ver con la verdadera obra del Libertador, sino con perspectivas maniqueístas y con profundas intenciones político partidista.
Otro de los elementos que se debe destacar es que, a pesar de la amplia gama de opciones para la adquisición de los discursos, en cuanto a la figura de Bolívar, el principal ente emisor de tales discursos, sigue siendo el maestro, pero a pesar de ello, cobra cada vez más relevancia la acción política y los medios de información de masas.
Tomando en consideración tales realidades, resulta innegable la carga que genera en la formación de la conciencia histórica la sobre utilización del discurso histórico por parte de la clase política dominante. Es por ello, que el docente debe asumir con responsabilidad el papel protagónico que le corresponde en la formación de los y las jóvenes.
En lo que respecta a las estrategias que los docentes utilizan para la enseñanza aprendizaje de la Cátedra Bolivariana, se reconoce la carencia de iniciativas innovadoras que favorezcan el interés de los y las jóvenes por el tema que se encuentran estudiando. Y a partir de esta realidad, se le apertura un mayor espacio de acción a los discursos políticos en la formación de los ciudadanos del mañana.
La dinámica educativa en las aulas de clase en la mayoría de los casos se encuentra enmarcada en la tradición repetitiva y memorística que ha caracterizado la acción educativa por tantos años. Se percibe de igual manera, que la enseñanza del ideario bolivariano, no se lleva a efecto en el aula de clase a partir de objetivos claros.
Por último, en lo que respecta a los contenidos de los textos a través de los cuales se ha venido impartiendo la asignatura Cátedra Bolivariana, tanto los anteriores como los actuales, presentan contenidos sumamente descontextualizados y manipulados. La mayoría son sustraídos de su contexto para darles una nueva semántica.
A pesar de ello, se debe destacar, que al menos, en lo que respecta a los textos de la Colección Bicentenario, buscan incorporar a los actores colectivos como parte integral de la historia, aunque existe el empeño de vincular de manera exagerada el proceso independentista con el actual proceso histórico político que vive el país. 

martes, 6 de octubre de 2015

TRUJILLO: SU SIGNIFICADO[1]
            Yherdyn Peña

Por un instante desearía que la musa se apropiara de mí, para poder ofrecer unas líneas cargadas de amor, colmadas de admiración, rebosadas de inspiración para con la ciudad primigenia de los andes venezolanos. Quisiera que mi prosa fuese refinada y galante porque a la ciudad de Trujillo, la quiero ver como una amante en espera de su ser anhelado. Como a una madre que amamanta y nutre con sus afectos a cada uno de sus hijos.
Quisiera contar con el talento providencial para poder componerle un vals, una tonada, unos versos al menos; para poder contar la esplendidez de esta tierra y de sus hombres y mujeres. Quiero pedir prestadas las palabras de Jacinto Peña “Chinto” (mi padre) para decirles que:
Hoy los cerros de Trujillo
me servirán de tribuna.
Brincando de risco en risco
como paraulata en tuna
vengo a decirles señores
como mi tierra ninguna.

Es ese sentimiento de hombre enamorado, de hijo agradecido, el que debe prevalecer en este nuevo aniversario de la ciudad de Trujillo. En medio de la arremetida cultural globalizante y transculturizadora el trujillano, pueda expresar orgulloso como lo hiciere mi padre a los cuatro vientos:


Hoy, busco saturar estas palabras con el ahínco de seducirlos por esta, la ciudad a la que cerramos nuestros oídos, y frente a la cual hemos endurecido nuestro corazón. Quisiera atiborrarlos con la imagen magna de la Trujillo que se atesora para cada uno de nosotros más allá de los recuerdos, mi mayor pretensión es (y disculpen los presentes) convencerlos de que la mejor figura de Trujillo, es la que está por construirse, es la que, a partir del presente; podemos heredar a las generaciones por venir y que sirva de reposo a nuestro ocaso.
Convocarnos para hablar de Trujillo, va más allá de narrar su historia y añorar ese tiempo pasado que fue mejor. Congregarnos para tan noble fin, constituye un gran privilegio, reunirnos para conmemorar a nuestra ciudad también instaura un inmenso compromiso con los aquí presentes, con aquellos, que partieron y que en su tiempo entregaron su amor a este terruño que nos ha cobijado y ofrecido sus portentos.
Hoy, en los 458 años de la ciudad de Trujillo, no estamos convocados para hacer loas a lo arquitectónico y a lo urbano, tampoco a capítulos aislados de su devenir, ni mucho menos, apologías a personajes selectos de la historia regional. En lo particular considero es la oportunidad precisa para gestar en cada uno de los hijos de esta urbe y del estado todo una nueva relación con Trujillo.
Para algunos, cegados por el fanatismo y el desconocimiento juzgan y sancionan que los hijos de esta comarca se junten para la celebración del nacimiento de la ciudad, del acto de la fundación; del origen de algo sublime y honorable: la trujillanidad. Este mes de octubre debe servir para ello, para exaltar la trujillanidad como símbolo congregante y unificador, como síntesis del ser y del quehacer de quienes se asentaron en estas latitudes y persistieron en ella para sentar las bases que hoy nos identifican.
Si bien, el acto de la fundación fue producto de la injusta acción conquistadora del imperio español, y que desde ella, se produjo la aniquilación, invisibilización y transculturación de un pueblo milenario; de ella a su vez, pervive una tradición, una lengua, unas formas de organizarse, una espiritualidad, es decir, un entramado cultural que hoy nos define como pueblo.
El acto colonizador del español, lo condujo no sólo a enfrentarse en ocasiones a la resistencia tenaz de los aborígenes Cuicas, si no que, también a las condiciones climáticas y de vulnerabilidad del entorno geográfico, de allí, la condición de portátil con la que contó inicialmente la ciudad para lograr su asentamiento definitivo en el valle de los Mucas.
Y son los Mucas y los cedros de este valle, grandes olvidados de este devenir, hay quienes en procura de construir una identidad más satisfactoria, buscan ignorar el proceso de fundación, y pretenden entonces, contar nuestra historia desde la gesta emancipadora sin darse cuenta que no sólo invisibiliza al conquistador sino que, a su vez, continúa ignorando ese pasado indígena que se vuelve recurrente cuando se pretende construir una historia honesta de nuestro pueblo y la formación de nuestra identidad.
Oscar Wilde, señalaba que el único deber que teníamos con la historia era reescribirla; y en este sentido, hoy por hoy, urge una reescritura de la historia de Trujillo; pero que tal reescritura no parta de alocadas elucubraciones ni de falsos imaginarios que conduzcan a la destrucción o a la deformación de la memoria colectiva que preserva nuestra esencia histórica como pueblo.
Es hacia el compromiso de una reescritura no sólo científica de nuestra historia sino apasionada, comprometida e incluyente. Que sea capaz de reflejar la grandiosidad del significado de ser trujillano, que proyecte el amor que amerita ésta nuestra ciudad, la bucólica y apacible ciudad de Nuestra Señora de la Paz, advocación mariana que congrega nuestro gentilicio de trujillanos.
Y es esta una segunda actividad en la que nos debemos empeñar, comprender y reflexionar en torno a esos elementos icónicos que nos identifican como trujillanos, para de esta manera, defender un gentilicio que se ha constituido en marca indeleble en los nacidos en esta tierra, gentilicio que es signo de gentileza y del trabajo diario, del empeño por echar adelante. Porque si de Trujillo y su fundación, debemos tomar como ejemplo la persistencia de esos primeros hombres, que venidos de otras latitudes vencieron las vicisitudes y prevalecieron a pesar de las adversidades.
Terremotos, plagas, guasábaras, piratas… todo estos males azotaron a los trujillanos de los primeros tiempos, sin embargo, ellos prevalecieron, la ciudad se conservó ante los embates del tiempo, la ciudad pervive como ejemplo de la resistencia tanto del español como de ese otro mundo que se pretendió olvidado y desconocido: el mundo aborigen. Ambos, se proyectan en el presente, son parte de nuestra idiosincrasia, de nuestra forma de ser.
La ciudad se vuelve con el transcurrir de los años en ese espacio fecundo desde donde germina la poesía, el canto, la lucha, la convivencia, el progreso, la forma de ser. Por ello, no se rehúsa al reconocimiento de la ciudad como espacio vivificador de la sociedad palpitante que se encuentra en una encrucijada entre el falso progreso y la tradición estática, falsa esencia de los moradores de esta confabulación  por desmontar nuestra identidad.
La tradición trujillana por la cual apostamos, es aquella palpitante, que se nutre en la cotidianidad, que se refresca en cada generación que brinda sus aportes y la enriquece. El progreso que reconocemos es el del espíritu humano en procura de alcanzar los más excelsos valores de ciudadanía e identidad local, regional y nacional. Se apuesta por un trujillano que a la vez, reconozca un pasado que lo ubica en íntima relación con su espacio y sus semejantes, y la necesidad de consolidar las bases para un futuro promisorio.
Son estos 458 años de la llegada del conquistador español tiempo para reflexionar sobre los silencios, las ausencias, los olvidos que hemos padecidos, silencios, olvidos y ausencias autoinfligidos, que procuraron el acomodo y el interés particular por encima de la construcción de un ideario edificante, de una razón cohesionadora, de una fuerza que impulse los cambios hacia el engrandecimiento de todos y todas.
En medio de esos olvidos se ha invisibilizado buena parte del siglo XIX (a excepción del período de la independencia), desconociendo de esta manera la continuidad del proceso histórico, convirtiendo nuestra historia en una colcha construida con retazos inconexos y profundamente reduccionista. Como resultado tenemos un pueblo que desconoce su propia historia y que camina sin rumbo.
La historia que se cuenta, la historia que se enseña, es aquella contada a galope, la que se narra desde el cañón de una escopeta, de un máuser, de un fusil o al filo de una espada. Esa historia que se pretende como oficial es de las charreteras y medallas, de la pólvora y la sangre; que terminan convirtiéndose en incienso y aceite en el altar de la patria.
Trujillo, se fue quedando sin la historia menuda, todo se vuelve pompa y fanfarria, estruendo y jolgorio, y cuando se entra en razón, solo queda la resaca y el malestar por lo vivido sin sentido. Ya basta, de que nuestro devenir histórico se conjugue en dos tiempos pretéritos y que no contribuya en nada con el por venir como pueblo, como ciudad, como espacio dinámico y activo.
El reciente siglo XX trujillano se diluye gota a gota en el olvido, son contados los esfuerzos que se han hecho para proyectar ese acontecer a las nuevas generaciones. Destacable la labor del profesor Alí Medina Machado y su ejercicio escritural y vivencial. Sin embargo, no ha sido suficiente, una golondrina no hace verano, pero una vez más como trujillano agradezco sus intenciones.
Es por ello, que aprovechando este espacio, y abusando de la ocasión, reitero la solicitud a todos los presentes para que unamos esfuerzos para que en este ciclo que debe inaugurarse a partir de este momento, se le otorgue al Trujillo de este tercer milenio, un cronista que se ocupe de verás por conservar y proyectar la memoria del pueblo trujillano y no que se entrampe en invenciones y paranoias que no favorecen a nadie.
Vamos rumbo a los cinco siglos, en América, no cualquier ciudad puede darse el lujo de exponer tal realidad, pero hoy se resalta, que se enrumba a los cinco siglos de la creación española de la ciudad, de la fundación de un nuevo gentilicio y de una nueva realidad, vamos enrumbados a los cinco siglos de una trujillanidad que se construye a pulso y que no desconoce sus orígenes. Una trujillanidad que busca sus antecedentes remotos en los cuicas de las cumbres borrascosa de los andes, en la Extremadura ibérica y por qué no, en los cumbé y en las rochelas de la muchachada en las plazas y parques de nuestra ciudad.
Hoy, debemos señalar, que no estamos rindiendo culto al genocidio, a la conquista, a la invasión, hoy, estamos reconociendo el nacimiento de una realidad que nos atrapa y nos seduce, que nos emociona y que nos enorgullece, hoy celebramos el ser trujillanos, hoy estamos conmemorando a ese Trujillo que se formó de los pleitos caseros de Chía y Nuestra Señora de la Paz, de Ches y del Nazareno en procesión, de ustedes y en general de cada uno de nosotros. Hoy solo queda resaltar el valor del trujillano, y la necesidad de recuperar a Trujillo, desde sus espacios y desde nuestra forma de contarnos.

¡Muchas Gracias!
   



[1] Presentado el día lunes 05 de octubre en el salón de sesiones de la cámara municipal de Trujillo, en simposio del 458 aniversario de la ciudad.