viernes, 21 de marzo de 2014


 
LOS TRABAJADORES, CHÁVEZ Y LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA[1]

Yherdyn Peña Delgado[2]

            Hace 15 años, en 1999 no sólo fuimos convocados a ser testigos del cierre de un milenio, y el comienzo de uno nuevo. Verdaderamente, pocas generaciones tienen tal oportunidad; pero lo más destacado de ese año 99 no era solo el traspaso de un milenio a otro, para nosotros los venezolanos, ese año se distinguía porque de la misma manera, el pueblo se estaba convirtiendo en protagonista de un nuevo proceso que se gestaba precisamente, desde la propia decisión del pueblo.

            El 02 de febrero de 1999, el comandante Hugo Chávez asumía la presidencia de la república después de una dura campaña electoral que tuvo por objeto en primera instancia, desprestigiar a su figura y todo el proceso que él encarnaba, pero a pesar de todo el esfuerzo que hicieran las cúpulas empresariales, políticas, financieras, comerciales y mediáticas, el pueblo supo defender su decisión.

            Se emprendió a partir de allí por parte del gobierno bolivariano, un conjunto de acciones y procesos dirigidos a fortalecer de manera significativa la participación protagónica del pueblo venezolano y garantizar desde el ideario bolivariano “la mayor suma de felicidad posible”. Aunque de la misma manera, estos grupos oligárquicos, también desencadenaron todo un entramado para desmontar los logros que, desde un principio la revolución bolivariana fue obteniendo en beneficio de los más desposeídos.

             Existe un viejo adagio popular que indica que las cosas por sabidas se callan y que por calladas se olvidan. Y esa pareciera ser la dinámica que se ha pretendido imponer en la amplitud de los sectores de la vida ciudadana venezolana. Por su puesto, para ello, los sectores más poderosos, los llamados “amos del Valle” han impulsado una feroz campaña para, no sólo ocultar los logros de la revolución, si no, que éstos se pretenden hacer ver como si esas mafias que habían dominado el poder político y económico en el país fuesen sus precursores.

            Pero además de ello, muchos de los logros se proyectan como acentuadas amenazas para el desarrollo, el bienestar, el progreso de la nación. Es así, que se logra altos niveles de alienación en gruesos grupos poblacionales de la nación venezolana. De esta manera, es que se puede apreciar la manera cómo, sectores e individuos que constantemente se han beneficiado de las políticas sociales implementadas por el gobierno bolivariano despotrican contra ellas.

            He sido testigo, por ejemplo, cómo algunos padres de familia, con hijos en escuelas y liceos, han señalado que el otorgamiento de las computadoras canaimas a los niños, niñas y adolescentes del sistema educativo bolivariano es un gasto innecesario que está llevando a efecto el ejecutivo nacional, puesto que, según su visión, dicha acción en nada contribuye a la nación.

            De la misma manera, se evidencia de manera continua la muy marcada satanización dirigida contra las diferentes misiones y grandes misiones, que una vez más, están dirigidas preferencialmente a los más necesitados, a quienes por siempre habían sido los desposeídos, los marginados, a los hombres y mujeres de la patria.

            De esta realidad, debe destacarse la absurda manera que ha venido actuando la llamada clase media, puesto que a pesar de que las políticas del gobierno han buscado favorecerlos y protegerlos contra los especuladores y explotadores, sectores de estas clases se empecinan en atacar tales acciones; ejemplo de ello, fue la eliminación de los créditos con las llamadas cuota balón, y la reducción de los incrementos en la matrícula en los colegios privados, donde ellos envían a sus hijos.

             Es por ello, que considero oportuno que en este encuentro con ustedes los trabajadores de esta empresa, baluarte del desarrollo regional, vanguardia de la transformación material del estado Trujillo; se intercambien ideas sobre la necesidad de reafirmar vuestra conciencia de clase, conciencia de trabajadores comprometidos con la patria y el bienestar de la misma desarrollando sus actividades en un ambiente digno.

            No es casualidad, que en los actuales momentos, cuando se pretende desatar una acción conspirativa que procura el derrocamiento del presidente obrero Nicolás Maduro, cuándo este último hace un llamado a la paz, e invita a todos los sectores del país a dialogar para de esta manera concertar mecanismos para solventar la crisis, FEDECAMARAS la primera solicitud que realiza es la eliminación de la inamovilidad laboral.

            El gobierno del presidente Chávez, y ahora el de Nicolás Maduro, se ha caracterizado por ser un sistema de gobierno con muy característicos elementos obreristas, y es por ello, que frente a la campaña incesante que se vierte contra el país, se debe debatir con la solidez de los argumentos que sólo la verdad nos otorga, pero que, a veces, por comodidad o por complicidad no recordamos o no difundimos.

            Desde la creación de la Constitución Bolivariana en el año 1999, se han desplegado acciones contundentes por defender y proteger, con sentido de dignificación además, a toda la clase obrera del país. Gracias a la plena libertad de expresión existente; a través de los medios de comunicación se derrochan tinta e imágenes, para ocultar lo que en materia laboral se ha logrado en los últimos 15 años.

            Se refieren constantemente a la elevada inflación que padece actualmente el país; pero ninguno señala, que las causas de esa inflación es producto precisamente de la especulación mayoritariamente. Tampoco indican, que la inflación en el país antes de la llegada del Comandante Chávez rondó el escandaloso nivel del 110%. Y frente a ese nivel, lo que se buscó, fue flexibilizar el trabajo: es decir, despedir a la masa trabajadora.

            De la misma forma, se debe resaltar, que ninguno de estos analistas de oficio indican que además de esos niveles de inflación que se vivió durante la época de los 80’s y 90’s no existieron todas las medidas de atención social que hoy por hoy implementa el gobierno nacional (Mercal, Pdval, Mi casa bien equipada, Gran Misión Vivienda Venezuela, entre otros); a la vez, que el salario del trabajador se veía menguado constantemente.

            Precisamente, hablando de la política salarial durante la cuarta república se puede señalar, que particularmente en ese año que la inflación se acercó al 110%, el salario mínimo del Venezuela se incrementó por debajo del 10%. Mientras la política salarial de la revolución bolivariana ha estado caracterizada por el intento de proteger a la clase obrera. Durante los 15 años de esta revolución, ningún año, se ha dejado de incrementar el salario mínimo… aún falta por su puesto, pero la batalla no se detiene.

            Por otra parte, se debe dar a conocer el verdadero alcance que hoy por hoy posee la seguridad social venezolana, particularmente en lo que respecta al sistema de jubilaciones, donde se debe destacar no sólo el incremento cuantitativo del número de pensionados en el país; si no el aporte que por concepto de pensión reciben millones de venezolanos.

            Otro factor que delinea la clara acción obrerista de esta revolución, radica en el hecho de que busca garantizar la estabilidad laboral de todos y cada uno de los trabajadores y las trabajadoras. Evidencia de tal situación es el extendido derecho al bono de alimentación, y del apoyo a la maternidad y la paternidad.

            De igual manera, hoy se reivindica los esfuerzos llevados a efecto por el gobierno bolivariano para disminuir la jornada laboral, para que de esta manera se menguara la explotación de la clase obrera por el empresario capitalista, a la vez, de ofrecerle tiempo para el disfrute y el compartir con la familia. Y sobre ello, se amerita la más importante de las reflexiones; cómo desde una política laboral, además de beneficiar al trabajador, se busca fortalecer al núcleo familiar.

            No se puede continuar con una clase obrera que no esté enteramente comprometida con la causa justa de la libertad, de la soberanía, del porvenir de Venezuela y de los venezolanos, y no de un reducido grupo que viven cual vampiros de sustraer las riquezas de la patria para satisfacer sus apetencias personales o grupales. Sin importarles si para ello, se necesita derramar la sangre de aquellos que menos les importa.

            Es por esto, que debemos ahora más que nunca señalar que si se desea conservar y profundizar los logros de la revolución bolivariana, en esa misma medida, se debe hacer hincapié en el desarrollo del trabajo productivo, de allí también se genera la imperiosa necesidad de abordar la jornada laboral con la más absoluta eficiencia, el socialismo no puede estar divorciado de la eficiencia, eficiencia socialista, ésta implica lograr óptimos resultados, pero a su vez, garantizando el respeto y la dignidad a todos los trabajadores y trabajadoras.

            Camaradas trabajadores, no se puede rehuir del compromiso que en los actuales momentos nos exige la patria, la oligarquía apátrida ha declarado la guerra desde múltiples frentes, son ustedes los llamados a quebrar tales pretensiones de convertir en un caos a la nación venezolana, cada uno desde sus trincheras, desde sus puestos de trabajo, desde las actividades que les compete.

            Si bien, el comandante Chávez dejó un vacío inmenso en la dinámica política, social y económica del país, no es menos cierto, que labró una senda que hoy a nosotros nos corresponde transitar con los abrojos y las barricadas que los violentos pretenden imponernos. Como diría Argimiro Gabaldón: “el camino es duro, pero es el camino”.



[1] Presentado a los trabajadores en el IV aniversario de EMASTRU el 17 de marzo de 2014.
[2] Coordinador de La Casa de Historia de Trujillo.

viernes, 7 de marzo de 2014



Chávez: Huella imborrable en América Latina[1]
Lcdo. Yherdyn Peña Delgado[2]

            Desde su aparición pública, la figura del comandante Hugo Chávez Frías ha estado caracterizada por una marcada controversia que polariza a sus detractores y a sus seguidores. Pero tal situación no pudiera ser distinta, cuando se trate de un hombre que ha abanderado el ideal de acentuados cambios que trastocaron la dinámica geopolítica de todo un continente y más allá. Hugo Chávez, se convierte en este sentido, en figura estelar del acontecer político mundial, un referente obligado al que se recurre continuamente.
            Se debe destacar, que en medio de esa polarización, Chávez logra aglutinar a su alrededor las más elevadas y excelsas pasiones, a la vez que, los más despreciables e irracionales sentimientos hacia él y lo que supo representar. De un lado, se encuentra un pueblo cargado de esperanzas que se vio identificado, interpretado en ese verbo encendido; y más aún en las acciones que emprendió. La otra cara de la moneda, la representa un grupo hegemónico que ostenta el poder económico y que el pueblo le arrebató el poder político materializando el ideario que representa el comandante Chávez.
            En el devenir político venezolano de estos 22 últimos años, la figura de Chávez inunda todo el escenario. Los títeres de siempre y sus marioneteros, no sabrán perdonar que este arañero de Barinas, pretendiera romper con los hilos invisibles de quienes por casi doscientos años ejercieron el control político en torno a mezquinos intereses económicos foráneos.
            Y es precisamente, en la incomprensión de esos grupos oligárquicos del fenómeno político – social que sintetizó Chávez en su acción de gobierno, lo que ha conducido a estrategias y tácticas profundamente erradas y que han conllevado al descalabro ético y moral de esos grupos de extrema derecha que se han lanzado al vacío por los aventureros deseos de recuperar el poder.
            De la misma manera, en el seno del pueblo se ha engendrado una estructura organizativa que conduce a resguardar los logros que se han conquistado a lo largo de estos años a fuerza de luchas y resistencias ante las persistentes arremetidas por parte de las más poderosas mafias internacionales. A pesar, que tal organización y capacidad de respuesta simbolizará la máxima garantía del proceso revolucionario, las amenazas siguen latentes y a cada momento, surgen nuevas o evolucionan las ya gestadas.
            Parte del fracaso de la vieja clase dirigente del país, ha sido (como se mencionó anteriormente) la incomprensión de la realidad social y la incapacidad subyacente para solventar las crisis que medularmente condenaban a la república al atraso económico y la dependencia política. Pero, a pesar de ello, los laboratorios informativos se encargaron de hilar una compleja telaraña de engaños, que tenía por objeto vender la imagen de un país de progreso, igualdad, y sobre todo, democrático. Por ello, es oportuno preguntarse: ¿Qué país vio nacer al comandante Chávez?
            Darle respuesta a esta interrogante, nos conducirá de manera inmediata, a la forma como la figura de Hugo Chávez se hermana no sólo con Venezuela y los venezolanos, sino, con toda América Latina y los hombres y mujeres de estas latitudes. Describir a la Venezuela del siglo XX por supuesto, con salvadas excepciones, en buena medida es dar cuenta de esa abigarrada realidad latinoamericana tantas veces disfrazada, distorsionada o simplemente ignorada.
            Si bien, el siglo XIX venezolano (y en gran medida de toda Latinoamérica) perteneció a los caudillos, representantes de los grupos oligárquicos, el siglo XX es dominado por esos mismos grupos, pero a través del establecimiento  de un redivivo modelo político, caracterizado por la hegemonía de partidos políticos, que en el caso particular venezolano llegaron a un acuerdo de gobernabilidad por medio del pacto de Puntofijo.
            Este pseudo contrato social, generó la complicidad entre el nuevo aparato político de la clase dominante (es decir, los partidos), el aparato económico, los medios de comunicación y por supuesto, las fuerzas armadas como aparato represivo contra cualquier iniciativa social, que pretendiera buscar cada día mejores reivindicaciones que le garanticen un mejor nivel de vida.
            Para los años 80¨s, Venezuela se exhibía como una excelente vitrina que exponía de la misma manera, cómo se ejercía la democracia plena. El capital privado derrochaba esfuerzos publicitarios, para evidenciar una sociedad pujante, de usufructo de una riqueza ostentosa, del derroche y la banalidad, entretanto, los capitales foráneos de las grandes empresas multinacionales llevaban a efecto jugosos negocios, todos, bajo el amparo del Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y la Organización Mundial de Comercio (OMC).
            La proyección de esta realidad, hacía ver el sistema democrático más longevo de Toda América Latina, pero pocos (o casi nadie) señalaba que tal democracia se expresaba en la asistencia del pueblo a las urnas para seleccionar a un Presidente que a su vez, ya había sido previamente seleccionado por las grandes cúpulas empresariales; y que la llamada alternabilidad en el poder, se refería al traspaso vergonzoso del poder entre dos partidos que se habían repartido desde el 58 las cuotas del poder. Es así, se puede señalar, que desde 1958 hasta 1999, se vivió una simple dictadura bipartidista.
            Toda la maquinaría mediática, daba cuenta de los excelsos logros de ese sistema democrático. Pero silenciaban el hecho que durante los primeros diez años de la democracia puntofijista hubo más muertos, más presos políticos y más desaparecidos que durante la dictadura perejimenista. Tampoco señalaban que el 70% de la población se encontraba en la pobreza; y que, casi el 30% se sumía en la pobreza extrema.
            Era un secreto a voces, de que el pobre tenía vetada la posibilidad de adquirir una casa, que las universidades nacionales distribuían los cupos partiendo desde un riguroso análisis socioeconómico, donde, por supuesto, era marcadamente discriminado el pobre, el más necesitado. Sin embargo, el discurso prevaleciente, era el de igualdad de oportunidades, y que, la desigualdad de condiciones se debía por supuesto, a la incapacidad del pobre en pensar en futuro, es decir, de progresar.
            De igual forma, esos mismos medios de comunicación, nada decían de las condiciones de explotación de los trabajadores del campo, quienes debían cumplir extenuantes jornadas de trabajo para recibir una miseria como jornal, recordemos, que el trabajo de campo recibía un salario mínimo, casi 50% más bajo que el de la ciudad. Hacían mutis sobre la realidad de la tenencia de la tierra del país; donde un reducido grupo ostentaba grandes latifundios, mientras que las masas empobrecidas sucumbían en relaciones de semiesclavitud rural.
            Por otro lado, la caída del muro de Berlín, el desmoronamiento de la Unión Soviética y el aparente éxito de la propuesta neoliberal en la Argentina de los dictadores Videla y Viola, y sus herederos: Alfonsín y Menen. De la misma manera,  el Chile de Pinochet daba cuenta de este sistema económico como el modelo a seguir ante el fracaso del llamado socialismo real. El cono sur, le había ofrecido a los EE.UU. un espacio libre contra el virus del comunismo y un mercado seguro para sus mercancías y sus empresas. Era la hora de Venezuela, que como se dijo gozaba de una democracia permitida, que le garantizaba al sistema capitalista las mismas condiciones pero con la máscara de la democracia.
            Mientras este panorama se entretejía en la dinámica sociopolítica venezolana, generándose las profundas contradicciones desprendidas de la dialéctica imperante en una sociedad sometida al carnaval perpetuo; un joven egresado de la Academia Militar, recorre el país, bebe de la fuente mágica y sabia del pueblo, puede apreciar la radiografía de un país, que distaba mucho de la imagen cargada de luces y lentejuelas.
            El militar Hugo Chávez, el carajito que había salido de Sabanetas de Barinas, aquel soñador que ilusionaba equipararse al “Látigo Chávez”, ese que vivió los estertores de la lucha guerrillera emprendida por hombres y mujeres desde la década del 60, lector consumado, atestiguó el padecimiento del pueblo venezolano, no buscó desojar la margarita, entre seguir obedeciendo a una estructura corrompida, opresora, antinacional, o defender al pueblo. En eso fue vertical, se cuadró de inmediato con la causa justa del pueblo.
            Es por esta razón, que cuando en febrero de 1989, se pretende establecer la agenda neoliberal para satisfacer el apetito voraz del capitalismo extranjero, y que fue disfrazada (o pretendió ser disfrazada con el hermoso nombre de Venezuela) y el pueblo salió a enfrentarla, a rechazarla plenamente, cayendo víctima de sus hermanos de armas, sabía que la suerte estaba echada. Su suerte personal, pero también la de ese sistema bipartidista, inmoral y putrefacto.
            La revuelta popular que en procura de disminuir su verdadera connotación fue llamada el Caracazo, fue derrotada, pero desnudó al sistema y nadie puede negar que fuera el primer campanazo para América Latina, anunciando los cambios por venir. Los estados fueron disminuidos a su mínima expresión, la privatización fue el signo que caracterizó la nueva dinámica social.
            Los carroñeros se abalanzaron no sólo sobre los cadáveres de las víctimas de la opresión, si no, sobre los propios restos de las repúblicas que una vez soñaron los libertadores. Y a los pobres se les profundizó la exclusión, la negación de los derechos, las libertades, recuerdo en este momento aquella canción del pueblo, “el derecho al derechito” donde señalaba que al pueblo el único derecho que le dejaron fue el derecho a morir de hambre.
            Y se produce ese segundo y tan definitivo campanazo: el 4 de febrero de 1992. El Teniente Coronel Hugo Chávez se levanta en armas. Termina por desnudar a ese sistema, deja ver por completo sus costuras, y le dice al pueblo venezolano, le indica al pueblo de América Latina que existen hombres, hombres y mujeres que están dispuestos a jugarse la vida por liberarlos, por construir una nueva república, por sustentarla en nuevos ideales, creyeron que una vez más, la revolución y el pueblo habían sido vencidos. ¿Pero cómo se puede vencer a un sueño que ahora era de millones?
            Chávez y sus hombres fueron apresados, encarcelados, pero aquel por ahora, recorría los confines de la patria, no sólo venezolana, sino Gran Americana. Su acción y su persona fueron satanizadas, pensaron los saqueadores que Chávez en pocos días sería olvidado. Pero emergieron los chavecitos de ese primer carnaval del 92, y retumbaron las cacerolas, esas que por tantos años habían estado vacías. Y desde allí, Venezuela y Chávez siguieron dando ejemplo a las naciones de América Latina.
            Por la presión de un pueblo, hermanado en un ideal, un presidente fue encarcelado, encarcelamiento que pretendió lavarle la cara al sistema político. Por ese mismo pueblo, la partidocracia puntofijista se había venido abajo. Ese mismo pueblo, obligó al estado opresor, a liberar a su comandante, y lo llevó a pesar de todos los ataques, de todas las mentiras, de todos los chantajes, hasta la primera magistratura del país.
            El siglo XX terminaba, el tercer milenio fenecía. Pero América Latina con Venezuela a la vanguardia, estaba renaciendo. Enrumbaba su proyecto a un destino original, propio, sin tutelas extranjeras. Con Chávez, emerge en Suramérica un militar comprometido con el pueblo, hermanado con quienes son sus hermanos, y que fuerza armada y pueblo, juntos pueden construir la revolución.
            De esta manera, Cuba dejaba de ser la solitaria antiimperialista. Emergía un pueblo y un líder. Nace una revolución. Envían un mensaje claro a sus hermanos de América Latina: “Ya en Venezuela no nos mandan desde el Pentágono, la Casa Blanca o la embajada de Estados Unidos: ¡somos libres y más nunca seremos esclavos, cuéstenos los que nos cueste![3]” Se destaca así, los principios no sólo revolucionarios, si no, de plena soberanía. Aunque en ello, se debiera enfrentar todas las amenazas necesarias.
            Otro factor de extrema importancia, que este personaje le supo enseñar a Venezuela, a América y al mundo todo, es que existía la posibilidad cierta, de construir una verdadera revolución convencidos en la paz. Ya en su primer programa aló presidente, señalaba, que “Hay que ser justos con los hombres, con las mujeres de la historia, así, que a cien años de la Revolución Restauradora, hoy estamos en pleno proceso de otra revolución, pero esta es pacífica[4].” Pero con Galileo, diremos: pero se mueve. Es una revolución pacífica, aunque tenemos las armas morales y materiales para defenderla.
            De la misma manera, de la cita anterior, se desprenden otro aporte significativo de ese rol protagónico que le correspondió asumir al Comandante Chávez a lo largo de ese periplo incansable; tal aporte, es la puesta en escena social, política, económica de aquellos, que por siempre habían sido invisibilizados, ignorados, silenciados. Las mujeres, los indígenas, los campesinos, los obreros, los afrodescendientes.
            En gran medida, el viraje hacia la izquierda que vive hoy América Latina se lo debemos a Hugo Chávez Frías; ahí está Cristina Fernández, Dilma Rousef, la propia Michel Bachelet; pero de la misma manera, allanó el camino para Ignacio Lula Da Silva, el “indio” Evo Morales, un exobispo como Fernando Lugo, Tavare Vásquez, y el ex guerrillero “Pepe” Mujica, Daniel Ortega, y por supuesto, Rafael Correa en Ecuador. Para ello, él insistió hasta el cansancio, en estudiar nuestras raíces, nuestra historia, se convirtió no sólo en un gran comunicador sino también en un tremendo maestro de la historia, de la historia liberadora. A este respecto señala: “Soy un convencido de que en la historia están las claves del presente y las fórmulas para construir un futuro mejor”.[5]
            Remata además, señalando, “Me siento mucho más indoamericano que iberoamericano. Yo me siento mucho más afroamericano que latinoamericano. Fíjate todas las confusiones acerca de nuestra identidad; y yo creo que la más poderosa línea definitoria de nuestra identidad es lo suramericano[6].” Pero, a partir de esa construcción de identidad, emprendió esfuerzos hacia la construcción de una nueva arquitectura geopolítica, geopolítica que se corresponda precisamente con las verdaderas necesidades de los pueblos y no de las cúpulas económicas, comerciales y políticas.
            El mensaje más importante, no radica simplemente en el antiimperialismo el nacionalismo a toda prueba. El imperio, ese “tigre de papel” tal como lo llamó, será vencido solamente si nos volvemos tigres de acero. A este respecto, también expresó algunas ideas, entre las que podemos destacar las siguientes: “Es un esfuerzo de planificación para integrar físicamente a Suramérica, continuar integrándola, telecomunicaciones, infraestructura, medios de comunicación, energía, la integración energética de Suramérica[7].”         O cuando expone por ejemplo que, “Los americanos, todos: del Norte al Sur, pasando por el Centro y por el Caribe, debemos reencontrarnos con el sueño originario del Nuevo Mundo que llenó de esperanzas a la humanidad[8].”
            De este constructo teórico, ideológico podemos señalar, surgen las más enriquecedoras iniciativas integracionistas en América, la ALBA, PETROCARIBE, UNASUR, CELAC, el fortalecimiento y relanzamiento del MERCOSUR, el Satélite Simón Bolívar, TeleSur, y tantas otras iniciativas que no llevan simplemente la carga economicista y mucho menos de la explotación y aprovechamiento de los unos sobre los otros, las misma, se engendran desde el sentido de la reciprocidad y de la satisfacción de las necesidades de los pueblos.
            Chávez, nos hizo conscientes a los pueblos de América, a los pueblos del Sur, a aquellos llamados países no alineados, que, “Sólo en la medida en que nosotros nos integremos, los subdesarrollados, los que hemos sido colonizados, dominados, sólo en la medida en que nos integremos de verdad podremos comenzar a elevar de manera eficiente, notable y estructural nuestros niveles de seguridad, sino no hay camino hermano, sino es el infierno lo que nos espera.[9]
            Su acción de gobierno, siempre se caracterizó por ese empeño que puso por la integración, de América y del Sur, de ese Sur geográfico y de ese Sur político, del Sur económico. De allí, los acuerdos con Irak, Irán, Libia, Siria, Vietnam, China, Rusia, Bielorrusia, Corea del Norte, Zimbawe, Portugal, y siempre con nuestros hermanos de América.
            Es así, que de esta manera se estrecharon relaciones entre Venezuela y países del mundo que nunca habíamos tenido relaciones ni políticas ni comerciales. Se establecieron de igual forma nuevas maneras de relacionamiento, se prevaleció no sólo la complementariedad, sino que además, la transferencia tecnológica para lograr la profundización de la soberanía. De allí emerge también otra lección dada por Chávez a todos los países del hemisferio: la multipolaridad. Desmontó con la acción revolucionaria esa pretensiosa visión de unipolaridad impuesta por los norteamericanos. Puso en la mira de toda América a las potencias emergentes: La India, Brasil, China…
            Parte de esa acción revolucionaria, se caracterizó por desnudar a quienes han pretendido apropiarse del planeta, que ya no sólo son las potencias hegemónicas, si no de las grandes empresas trasnacionales que en el ámbito de los alimentos, la energía, la tecnología, farmacéuticos han establecidos grandes oligopolios que manejan más recursos que los países del mundo.
            Y en esa dinámica, desmontó también las ambiciones imperiales por satisfacer las demandas energéticas de Estados Unidos, a costa de los sacrificios de los pueblos para garantizar precios bajos en la exportación del petróleo. Y por ello, realizó todos los esfuerzos necesarios para relanzar a la OPEP y que nuestros pueblos, pudieran contar con los precios justos para cubrir sus necesidades, y no las del imperio.
            Puesto que la intención no es cansarlos, y verdaderamente, hablar de Chávez, es un tema apasionante, pero de igual manera, con muchas vertientes y variantes, y pudiéramos pasar varios días dialogando, intercambiando ideas sobre su impacto, su relevancia en América y no agotaríamos este tema, pero no quisiera terminar estas líneas sin expresar, que de todas las lecciones aprendidas y por aprender que nos dejó Hugo Chávez, se encuentra esa maravillosa comunicación con el pueblo, pueblo que por primera vez se sintió protagonista de la mano de Chávez, su comandante, su amigo, su maestro. Y como dijo tantas veces, amor con amor se paga, y ese lo vio retribuido en los aciagos días del mes de abril de 2002, cuando el pueblo se echó el miedo a la espalda y rescató a su presidente secuestrado. Y le enseñaron al pueblo todo de Latinoamérica que no hay imperio que valga, que no existe creación de realidades virtuales que puedan engañar por siempre al pueblo.
            Y a ese pueblo, hermoso pueblo bolivariano, hoy no me queda de otra, que hacerles el llamado que no podemos dejar perder los grandes logros de la revolución bolivariana, si bien, se dice que las revoluciones exitosas hacen olvidar las causas que la originaron, no podemos obviar que una derecha fascista atenta constantemente contra esta acción revolucionaria, contra toda iniciativa nacionalista, son buitres que esperan alimentarse del cadáver de la revolución.
            Una vez más, para despedirme, cito las palabras del comandante Chávez: “Mi vida es de ustedes, no me pertenece, es del pueblo venezolano; así estaremos abrazados hasta el fin de nuestros días, hasta el fin de nuestros tiempos[10].” Y así como nuestro comandante entregó su vida, bien sabemos que así debemos estar dedicados por garantizar esta adolescente revolución bolivariana que recorre a toda América Latina.
            Estamos recordando este primer año sin la presencia física de este magno hombre, pero aunque el dolor pueda embargarnos, nuestro Comandante Eterno siempre nos habló de alegría y esperanza, y hoy más que nunca, con la presencia espiritual de Chávez debemos demostrar que somos mayoría y que somos alegría; y con su recuerdo digamos: “Que suenen las guitarras, que suenen las arpas, las maracas, las gargantas, la alegría de Venezuela, porque el mundo poco a poco se va dando cuenta de la verdad[11].” De que Venezuela cada día es más independiente, es más soberana, más democrática y más justa.
Muchas Gracias.



[1] Presentado el 06 de febrero de 2014
[2] Profesor de Historia. Coordinador de La Casa de Los Tratados.
[3] Rueda de prensa con la prensa italiana y agencias internacionales. Hotel Parco dei Principi, Roma, Italia; 11 de mayo de 2006.
[4] Programa Nro 1 – Aló Presidente desde la sede de Radio Nacional de Venezuela, 23 de mayo de 1999.
[5] Chávez en Estados Unidos, 15 al 17 de septiembre de 2005.
[6] Clausura de la VI Cumbre Presidencial del ALBA, Escuela Latinoamericana de Medicina, 26 enero de 2008.
[7] Aló Presidente Nro.155. Capilla del municipio Libertador, 6 de julio de 2003.
[8] Estados Unidos. Del 15 al 17 de septiembre de 2006.
[9] Aló Presidente Nro. 153. Manaos, Edo. De Amazonas. Brasil. 15 de junio de 2003.
[10] Aló presidente N° 250. Valles del Tuy, 26 de marzo de 2006.
[11] Caravana y encuentro con el pueblo apureño. San Fernando de Apure. 15 de septiembre de 2012.