viernes, 21 de marzo de 2014


 
LOS TRABAJADORES, CHÁVEZ Y LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA[1]

Yherdyn Peña Delgado[2]

            Hace 15 años, en 1999 no sólo fuimos convocados a ser testigos del cierre de un milenio, y el comienzo de uno nuevo. Verdaderamente, pocas generaciones tienen tal oportunidad; pero lo más destacado de ese año 99 no era solo el traspaso de un milenio a otro, para nosotros los venezolanos, ese año se distinguía porque de la misma manera, el pueblo se estaba convirtiendo en protagonista de un nuevo proceso que se gestaba precisamente, desde la propia decisión del pueblo.

            El 02 de febrero de 1999, el comandante Hugo Chávez asumía la presidencia de la república después de una dura campaña electoral que tuvo por objeto en primera instancia, desprestigiar a su figura y todo el proceso que él encarnaba, pero a pesar de todo el esfuerzo que hicieran las cúpulas empresariales, políticas, financieras, comerciales y mediáticas, el pueblo supo defender su decisión.

            Se emprendió a partir de allí por parte del gobierno bolivariano, un conjunto de acciones y procesos dirigidos a fortalecer de manera significativa la participación protagónica del pueblo venezolano y garantizar desde el ideario bolivariano “la mayor suma de felicidad posible”. Aunque de la misma manera, estos grupos oligárquicos, también desencadenaron todo un entramado para desmontar los logros que, desde un principio la revolución bolivariana fue obteniendo en beneficio de los más desposeídos.

             Existe un viejo adagio popular que indica que las cosas por sabidas se callan y que por calladas se olvidan. Y esa pareciera ser la dinámica que se ha pretendido imponer en la amplitud de los sectores de la vida ciudadana venezolana. Por su puesto, para ello, los sectores más poderosos, los llamados “amos del Valle” han impulsado una feroz campaña para, no sólo ocultar los logros de la revolución, si no, que éstos se pretenden hacer ver como si esas mafias que habían dominado el poder político y económico en el país fuesen sus precursores.

            Pero además de ello, muchos de los logros se proyectan como acentuadas amenazas para el desarrollo, el bienestar, el progreso de la nación. Es así, que se logra altos niveles de alienación en gruesos grupos poblacionales de la nación venezolana. De esta manera, es que se puede apreciar la manera cómo, sectores e individuos que constantemente se han beneficiado de las políticas sociales implementadas por el gobierno bolivariano despotrican contra ellas.

            He sido testigo, por ejemplo, cómo algunos padres de familia, con hijos en escuelas y liceos, han señalado que el otorgamiento de las computadoras canaimas a los niños, niñas y adolescentes del sistema educativo bolivariano es un gasto innecesario que está llevando a efecto el ejecutivo nacional, puesto que, según su visión, dicha acción en nada contribuye a la nación.

            De la misma manera, se evidencia de manera continua la muy marcada satanización dirigida contra las diferentes misiones y grandes misiones, que una vez más, están dirigidas preferencialmente a los más necesitados, a quienes por siempre habían sido los desposeídos, los marginados, a los hombres y mujeres de la patria.

            De esta realidad, debe destacarse la absurda manera que ha venido actuando la llamada clase media, puesto que a pesar de que las políticas del gobierno han buscado favorecerlos y protegerlos contra los especuladores y explotadores, sectores de estas clases se empecinan en atacar tales acciones; ejemplo de ello, fue la eliminación de los créditos con las llamadas cuota balón, y la reducción de los incrementos en la matrícula en los colegios privados, donde ellos envían a sus hijos.

             Es por ello, que considero oportuno que en este encuentro con ustedes los trabajadores de esta empresa, baluarte del desarrollo regional, vanguardia de la transformación material del estado Trujillo; se intercambien ideas sobre la necesidad de reafirmar vuestra conciencia de clase, conciencia de trabajadores comprometidos con la patria y el bienestar de la misma desarrollando sus actividades en un ambiente digno.

            No es casualidad, que en los actuales momentos, cuando se pretende desatar una acción conspirativa que procura el derrocamiento del presidente obrero Nicolás Maduro, cuándo este último hace un llamado a la paz, e invita a todos los sectores del país a dialogar para de esta manera concertar mecanismos para solventar la crisis, FEDECAMARAS la primera solicitud que realiza es la eliminación de la inamovilidad laboral.

            El gobierno del presidente Chávez, y ahora el de Nicolás Maduro, se ha caracterizado por ser un sistema de gobierno con muy característicos elementos obreristas, y es por ello, que frente a la campaña incesante que se vierte contra el país, se debe debatir con la solidez de los argumentos que sólo la verdad nos otorga, pero que, a veces, por comodidad o por complicidad no recordamos o no difundimos.

            Desde la creación de la Constitución Bolivariana en el año 1999, se han desplegado acciones contundentes por defender y proteger, con sentido de dignificación además, a toda la clase obrera del país. Gracias a la plena libertad de expresión existente; a través de los medios de comunicación se derrochan tinta e imágenes, para ocultar lo que en materia laboral se ha logrado en los últimos 15 años.

            Se refieren constantemente a la elevada inflación que padece actualmente el país; pero ninguno señala, que las causas de esa inflación es producto precisamente de la especulación mayoritariamente. Tampoco indican, que la inflación en el país antes de la llegada del Comandante Chávez rondó el escandaloso nivel del 110%. Y frente a ese nivel, lo que se buscó, fue flexibilizar el trabajo: es decir, despedir a la masa trabajadora.

            De la misma forma, se debe resaltar, que ninguno de estos analistas de oficio indican que además de esos niveles de inflación que se vivió durante la época de los 80’s y 90’s no existieron todas las medidas de atención social que hoy por hoy implementa el gobierno nacional (Mercal, Pdval, Mi casa bien equipada, Gran Misión Vivienda Venezuela, entre otros); a la vez, que el salario del trabajador se veía menguado constantemente.

            Precisamente, hablando de la política salarial durante la cuarta república se puede señalar, que particularmente en ese año que la inflación se acercó al 110%, el salario mínimo del Venezuela se incrementó por debajo del 10%. Mientras la política salarial de la revolución bolivariana ha estado caracterizada por el intento de proteger a la clase obrera. Durante los 15 años de esta revolución, ningún año, se ha dejado de incrementar el salario mínimo… aún falta por su puesto, pero la batalla no se detiene.

            Por otra parte, se debe dar a conocer el verdadero alcance que hoy por hoy posee la seguridad social venezolana, particularmente en lo que respecta al sistema de jubilaciones, donde se debe destacar no sólo el incremento cuantitativo del número de pensionados en el país; si no el aporte que por concepto de pensión reciben millones de venezolanos.

            Otro factor que delinea la clara acción obrerista de esta revolución, radica en el hecho de que busca garantizar la estabilidad laboral de todos y cada uno de los trabajadores y las trabajadoras. Evidencia de tal situación es el extendido derecho al bono de alimentación, y del apoyo a la maternidad y la paternidad.

            De igual manera, hoy se reivindica los esfuerzos llevados a efecto por el gobierno bolivariano para disminuir la jornada laboral, para que de esta manera se menguara la explotación de la clase obrera por el empresario capitalista, a la vez, de ofrecerle tiempo para el disfrute y el compartir con la familia. Y sobre ello, se amerita la más importante de las reflexiones; cómo desde una política laboral, además de beneficiar al trabajador, se busca fortalecer al núcleo familiar.

            No se puede continuar con una clase obrera que no esté enteramente comprometida con la causa justa de la libertad, de la soberanía, del porvenir de Venezuela y de los venezolanos, y no de un reducido grupo que viven cual vampiros de sustraer las riquezas de la patria para satisfacer sus apetencias personales o grupales. Sin importarles si para ello, se necesita derramar la sangre de aquellos que menos les importa.

            Es por esto, que debemos ahora más que nunca señalar que si se desea conservar y profundizar los logros de la revolución bolivariana, en esa misma medida, se debe hacer hincapié en el desarrollo del trabajo productivo, de allí también se genera la imperiosa necesidad de abordar la jornada laboral con la más absoluta eficiencia, el socialismo no puede estar divorciado de la eficiencia, eficiencia socialista, ésta implica lograr óptimos resultados, pero a su vez, garantizando el respeto y la dignidad a todos los trabajadores y trabajadoras.

            Camaradas trabajadores, no se puede rehuir del compromiso que en los actuales momentos nos exige la patria, la oligarquía apátrida ha declarado la guerra desde múltiples frentes, son ustedes los llamados a quebrar tales pretensiones de convertir en un caos a la nación venezolana, cada uno desde sus trincheras, desde sus puestos de trabajo, desde las actividades que les compete.

            Si bien, el comandante Chávez dejó un vacío inmenso en la dinámica política, social y económica del país, no es menos cierto, que labró una senda que hoy a nosotros nos corresponde transitar con los abrojos y las barricadas que los violentos pretenden imponernos. Como diría Argimiro Gabaldón: “el camino es duro, pero es el camino”.



[1] Presentado a los trabajadores en el IV aniversario de EMASTRU el 17 de marzo de 2014.
[2] Coordinador de La Casa de Historia de Trujillo.

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