YHERDYN
PEÑA
Los quinientos y tantos años que nos separan de la
llegada de la corona católica española a la isla de Guanahaní nos teje un velo
que nubla la visión de lo que de manera concreta se sucedió en estas latitudes
a partir de tan crucial hecho. La primera aseveración que puedo traer a
colación en estas líneas, es que existen tantas verdades como ventanas permitan
las miradas. El conflicto se desprende precisamente de esta realidad, puesto
que, cada una de las apreciaciones que esgrimen se intenta en la mayoría de los
casos ser asumida como verdad verdadera, absoluta e inclusive, como dogma. Y
desde estas posturas no se pretende ni se puede desarrollar un discurso
conciliador que integre de manera objetiva los extremos profundamente antagónicos
e irreconciliables.
El
año de 1492 tiene una profunda carga que pareciera implícitamente, estar
señalado por “fuerzas misteriosas”
para marcar un hito en la historia de la humanidad, recordemos, que en ese año,
tan solo en el ámbito de la corona española, se consolida la unificación de
España a través de la unión de Fernando de Aragón e Isabel de Castilla y la
toma de Granada, el último reducto moro en la península ibérica, pero además de
ello fue el año de la expulsión de los judíos de tierras hispanas y el
fortalecimiento de la santa inquisición apadrinada – o amadrinada – por la
propia Isabel, este ciclo culmina con la carambola de Colón llegando a un nuevo
continente – sin que este por supuesto se enterare -. El mar ignotum
era de esta manera también conquistado, nuevo mar, nuevo cielo, nueva tierra,
nuevos hombres eran abordados por la cultura europea con todos sus esplendores
y miserias.
Es sumamente
complejo abordar el 12 de octubre de 1492, cuando estamos intensamente cargados
de prejuicios sobre los acontecimientos que se desbordaron a partir de esta
fecha. Siempre andamos mirando desde la acera de enfrente a los otros como
extraños, pero más grave aún es cuando nos miramos como ajenos a nosotros
mismos, resulta indiscutible que a fin de cuentas la historia que sobre América
se ha escrito a lo largo de los años es producto de las afirmaciones y
consideraciones que el europeo ha realizado sobre los procesos y la cultura que
se desarrollaron intramuros en este nuevo continente. Pero, es bueno
preguntarnos: ¿existía otra manera de hacerlo? Recordemos que a pesar que algunos
de los grupos indígenas de estas
latitudes poseían niveles culturales bastantes “avanzados” – sobre todo los
llamados imperios de Mesoamérica y Suramérica, Mayas, Aztecas, Chibchas e Incas
– ninguno poseía un sistema escritural equiparable al español, recordemos que
Nebrija ya al momento de la llegada del español a América había desarrollado la
gramática de esa importante lengua – la española – que definiría en los siglos
subsiguientes la lengua de cientos de millones de latinoamericanos. Por tal
razón, es más que justificable la relación historiográfica que del proceso de
conquista y colonización nos llegan a nuestros días.
Es
por ello, que la mirada que tenemos en buena parte, es producto de la mirada
que se desprende del observador español, que registra sus observaciones desde
la crónica o a través del trabajo epistolario y misionero. Pero esa mirada que
se abalanza sobre nuestro devenir es también influencia de toda una carga de
valores propios del catolicismo más rígido de la Europa de finales del
medioevo. En más de una ocasión en la medida que hallamos descripciones sobre
la brutalidad con la que eran tratados hombres, mujeres y niños tantos
originarios de América como de África, nos exaltamos y requerimos respuestas
sobre qué derecho tenían estos hombres y estos imperios para actuar de esa
manera en unas tierras que no le pertenecían, y con desilusión hallo la
respuesta: todo. Jurídica y moralmente – por supuesto que es necesario destacar
que el cuadro de valores, moral y ética del ser humano no es estático, ni mucho
menos perenne – le daban la potestad al hombre europeo de apropiarse de este
“nuevo mundo”.
Por
tal razón, es la concepción por parte del europeo del continente vacuo, del
indígena considerado como salvaje, del derecho divino de los reyes de
administrar y señorear sobre la tierra y los hombres en nombre de Dios. La
jurisprudencia europea, le otorgaba a ellos todo el derecho para apropiarse de
este lado del mundo, pero cabe destacar, que en este proceso se valió de una
concepción excluyente, al otro se le ignoró puesto que simplemente no eran
humanos, y si en algún momento fueron considerados como tal, eran de segunda
categoría, de un nivel desde todo punto de vista inferior. Los indígenas
poseían otras maneras de convivencia, otra cosmogonía, otra cosmovisión, y que
en la mayoría de los casos se sustentaba en una relación en gran medida
armoniosa con su entorno, el europeo no podía comprender esta realidad, eso era
cosa de salvajes, eran males del atraso y debían ser extirpados por la
civilización.
La
confrontación civilización – barbarie fue el plano esencial sobre el cual se
desarrolló el proceso de la conquista. Dos modelos societarios se descubrieron
mutuamente, uno avasallante, por su fuerza militar, por su densidad cultural,
por su aparataje tecnológico, el otro por su propio modelo de ver al otro se
vio obligado a brindar una triste resistencia, que se caracterizó en el
aislamiento o la aniquilación.
El
12 de octubre es el intento de implantación del modelo social, político,
económico y cultural europeo en latitudes geográficas diferentes a las propias
europeas. Esto desencadenó en un nuevo género humano – sobre todo en América
latina - y el desarrollo de estos modelos desde una perspectiva periférica.
Europa engendra un modelo que nace con particulares características y
necesidades. Pero a la vez, Europa no sale de este proceso indemne, ella
también toma su parte, el europeo que llega América ya no es el mismo europeo,
él también sufre una metamorfosis, 1492 sirve de preámbulo a la globalidad, es
a partir de esta fecha que se asume con cierta conciencia la esfericidad de la
tierra, pero también surge la imperiosa versión de la unicidad de pensamiento.
* Comentarios
expuestos en el Foro: “Múltiples visiones
sobre el 12 de Octubre de 1492” El día 16 de octubre de 2008.
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